martes, 6 de octubre de 2009

El retrato postergado

Gracias al material filmado por su padre hace 30 años, Andrés Cuervo hizo un documental con imágenes inéditas del escritor desaparecido Haroldo Conti.




En los años 70 el escritor Haroldo Conti mantuvo una fructífera relación con el director de cine Roberto Cuervo, quien comenzó a filmarlo para componer su “retrato humano”. Treinta décadas más tarde, Andrés Cuervo recuperó el material filmado por su padre –quien falleció en un accidente de tránsito en 1979- y completó su proyecto en el documental El retrato postergado. Cuenta con registros fílmicos inéditos de Haroldo Conti en vida y testimonios de audio de Eduardo Galeano, Martha Lynch y el propio Conti tomados por Roberto Cuervo. El filme se estrena este lunes 28, a las 19, en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502, Ciudad de Buenos Aires).Considerado como uno de los escritores fundamentales de la literatura argentina, Haroldo Conti fue secuestrado de su casa en Villa Crespo el 5 de mayo de 1976. Tenía 51 años y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Entre sus obras galardonadas se encuentran las novelas Sudeste (1962); Alrededor de la jaula (1966); En vida (1971); y Mascaró, el cazador americano (1975).“Toda la vida tuve idea de la existencia del material sobre Conti y la imagen más fuerte de mi viejo que yo tenía -a través de los relatos de mi vieja- era que estaba haciendo esta película. Así que siempre estuvo presente la idea de terminar esta película, aunque era algo muy difícil de resolver emocionalmente”, dice Andrés Cuervo, de 31 años, sobre su ópera prima.El director explica que siempre sintió la deuda de terminar la película que estaba haciendo su padre, aún antes de su deseo de hacer cine. Mientras estudiaba la carrera de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires, escribió muchas versiones del guión de la película. Algunos se basaban sólo en la figura de Conti, o en la de su padre, otros en la relación entre los dos e incluso hubo algunos en que el propio director aparecía descubriendo el material.“Nunca encontraba la forma de trabajar sobre los materiales. Pero después trabajando en otros proyectos, en los que hacía tareas de producción, entendí cómo se hacía una película y comprendí que yo también podía hacer cine”, señala. Así se lanzó al rodaje entre noviembre y diciembre de 2008.Con respecto a los materiales grabados por su padre, cuenta que se perdieron algunos audios, porque en las notas de filmación hay constancia de entrevistas de las que hoy no se encuentran los tapes. “Cuando intervinieron la Universidad de la Plata durante la última dictadura, se quemaron todos los archivos y se perdió muchísimo material. Lo que quedó se salvó porque mi viejo se lo llevó a su casa en Lincoln”, dice.Cuervo, en realidad, no sabía que se conservaban los apuntes tomados por su padre en los años 70. “En el último año de la carrera de Imagen y Sonido tuve como profesor a Oscar Barney Finn. Y un día me llamó y me dio una carpeta llena de papeles. Eran todos los manuscritos, los dibujos y los proyectos de mi viejo, porque Barney había sido su profesor en 1974 y él me dijo que guarda todo el material de sus alumnos”, relata. Esas notas le permitieron comprender el sentido los materiales que se habían conservado. Así, advirtió que el padre, en el inicio del proyecto, apuntaba a realizar una adaptación del cuento “Con otra gente” de Conti y que, luego se fue transformando, por cuestiones económicas, en un retrato humano del escritor nacido en Chacabuco. El director sostiene que su padre comenzó a filmarlo a Conti en un momento de cambios políticos e ideológicos. “Con la novela En vida, Conti viajó a Cuba y vio a la revolución en una etapa floreciente y se quedó fascinado. Entonces conservó su poética, porque como artista la vive y la sufre, pero cambió sus objetivos. Con Mascaró se lanzó a hacer un realismo mágico con una postura revolucionaria muy definida. Ese es el Haroldo que aparece en los audios que grabó mi viejo”, explica.El filme le permitió a Cuervo no sólo profundizar su mirada sobre Conti, sino también sobre su propio padre. “Estoy entendiendo y procesando muchas cosas. Mi viejo era un pibe de 25 años, con muchas ganas de hacer cine, y tenía una profunda admiración por Conti. Creía que era el mejor escritor del mundo. Siento que este documental es una forma de agradecerle a mi viejo, de devolverle algo que él me dejó”, dice.

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