En el verano de 1928, varios reclusos de la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires se dieron a la fuga. Las aventuras de cada uno de los personajes -un anarquista, un estafador, tres asesinos, un timador de naipes y un inocente- son tan dispares como su suerte: unos mueren asaltados o son capturados y otros se pierden para siempre, envueltos en la violencia y la determinación de no volver a la prisión, donde cabe la ternura y el espanto a partes iguales. El pacto firmado por todos los fugados es el sordo testimonio de la libertad ansiada.
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